Un estudio realizado por científicos woke (algo así como progre) de la Universidad de Cambridge sugiere que pasar a una medida de dos tercios de pinta podría generar un impacto positivo en la salud pública.
El estudio, que consistió en sustituir los vasos de pinta –568 ml– en unos pocos bares en Inglaterra por vasos más pequeños, de aproximadamente dos tercios –378 ml– del tamaño de una pinta (con la correspondiente disminución de precios), revelo que, al no haber vasos de pinta disponibles, los clientes consumieron casi un 10% menos de cerveza.
Los investigadores concluyeron que, de adoptarse en todo el país, la estrategia podría reducir el consumo de alcohol y contribuir a combatir la obesidad.
La Campaign for Real Ale (CAMRA, por sus siglas en inglés) de inmediato salió a la defensiva. “La dificultad para siquiera hallar bares dispuestos a participar de este estudio demuestra que la pinta sigue siendo una medida muy demandada por los consumidores”, dijo Ash Corbett-Collins, presidente de CAMRA. “Menos del 1% de los locales invitados a participar del estudio aceptó adoptar una medida más pequeña, y ninguno de los 12 bares participantes decidió mantener el cambio, por lo que el veredicto de los dueños de estos establecimientos es claro”.
Y la CAMRA está en lo cierto: los investigadores pidieron a más de 1.700 establecimientos que participaran en el estudio y solo consiguieron convencer a 13 (uno fue excluido de los resultados porque continuó vendiendo pintas, además de la medida de dos tercios).
¿Les sorprendió a los investigadores que tan pocos quisieran participar? “Me sorprendió que pudiéramos llevar el estudio a cabo”, dice Eleni Mantzari, investigadora asociada de la Unidad de Investigación sobre Comportamiento y Salud de la Universidad de Cambridge. “Cuando hablamos con pubs y bares, antes de la pandemia de la COVID-19, ninguno quiso participar. ¡Nadie quiere meterse con la pinta!”.
Una vez terminado el estudio, se habló con los gerentes y propietarios de los bares participantes para averiguar cuáles habían sido las reacciones de los clientes. “La gente no solía pedir dos medias pintas a la vez”, dice. “Algunos locales recibieron quejas, en especial de parte de hombres mayores en los establecimientos fuera de Londres. Las quejas disminuyeron con el tiempo, ya fuera porque la gente se acostumbró a los dos tercios o porque sabían que las pintas iban a volver”.
La pinta fue introducida legalmente por la Ley de Medidas de la Cerveza de 1698 antes de ser estandarizada hace 200 años en 568 ml (20 onzas) por la Ley de Pesos y Medidas de 1824. Actualmente, los bares están obligados por ley a servir pintas y medias pintas. Los tercios y los dos tercios también pueden ofrecerse, pero no es obligatorio.
Pero no es solo la larga historia de la pinta lo que hace que sus partidarios la protejan tanto. “La pinta es la quintaesencia de lo británico y está ligada a otra institución británica: el pub”. Ambos son parte fundamental de la cultura británica. Los visitantes extranjeros quieren tomarse una pinta de cerveza en un pub para sentir que están experimentando Reino Unido al máximo.
Pero, ¿es realmente la pinta un problema?
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