Este proyecto, impulsado por el grupo danés 21st Europe, tiene como objetivo crear una red de 22.000 kilómetros, permitiendo viajar entre las principales ciudades europeas a velocidades de hasta 360 km/h. La idea es reducir la necesidad de vuelos de corta distancia y ofrecer una opción más económica y ecológica.
El plan, denominado Starline, propone conectar las capitales y principales ciudades de Europa mediante una red ferroviaria similar a los sistemas de metro urbanos. El objetivo es proporcionar un servicio frecuente, rápido y directo, sin paradas innecesarias en los trayectos más demandados del continente.
Según 21st Europe, esta red reduciría significativamente los tiempos de viaje y aliviaría la presión sobre las aerolíneas de bajo coste. Se estima que podría reducir los vuelos de corta distancia en hasta un 80%, al ofrecer una opción más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
Un aspecto destacado de Starline es su modelo operativo: la red será financiada con fondos públicos y gestionada por empresas privadas. Además, toda la infraestructura funcionará exclusivamente con energías renovables, sin depender de las redes ferroviarias nacionales existentes.
El precio de los billetes será considerablemente más bajo que el de los trenes convencionales y los vuelos en trayectos similares, lo que garantizará que el acceso a este transporte esté al alcance de un amplio espectro de viajeros europeos.
Si se cumplen los plazos previstos, la red de alta velocidad podría estar en funcionamiento para el año 2040. Aunque aún está en fase de planificación, el proyecto ha generado gran interés en el sector del transporte y en diversos gobiernos europeos, al presentar una solución viable y escalable para mejorar la movilidad sostenible en el continente.
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