En el sureste de Londres, se ha producido un alarmante aumento en los ataques con catapultas a aves acuáticas, lo que ha encendido las alarmas entre los defensores de la vida silvestre. Áreas como Greenwich, Thamesmead y Bexley han sido los principales focos de estos actos de violencia, con incidentes reportados en parques como Danson Park, Greenwich Ecology Park y Priory Gardens en Orpington.
Rae Gellel, fundadora de Greenwich Wildlife Network, ha expresado su preocupación sobre la creciente frecuencia de estos ataques, que dejan a las aves con heridas graves, como la pérdida de ojos. En muchos casos, las aves mueren lentamente debido a que no pueden ser atrapadas a tiempo para su rescate. Uno de los incidentes más impactantes fue el caso de un ánade real que, tras ser disparado, murió de hambre tres días después. Además, seis aves, entre ellas un ganso común conocido como Lady Grey, fueron encontradas muertas el mismo día en Priory Gardens.
Los activistas aseguran que estos ataques son cometidos principalmente por adolescentes que utilizan catapultas en lugar de rifles de aire comprimido, cuya venta está restringida a personas mayores de 18 años. La creciente violencia contra la fauna está siendo considerada como una “cultura emergente”, en la que algunos niños tratan este tipo de agresión como un «deporte». En respuesta a esta situación, se ha solicitado una mayor vigilancia policial y sanciones más severas para los padres de los menores involucrados en estos ataques.
Según la RSPCA, el Gran Londres es la segunda área con más incidentes de violencia contra la fauna, solo por detrás de Kent. Jacqui Mitchell, fundadora de la Priory Gardens Wildlife Foundation, ha señalado que la situación ha alcanzado niveles “epidémicos” y que es urgente tomar medidas para evitar que las especies locales, algunas de ellas en peligro de extinción, desaparezcan.
Además, el South Essex Wildlife Hospital ha informado sobre un notable aumento en los ataques con catapultas, mostrando imágenes de aves gravemente heridas por piedras lanzadas con estas armas. Ante este preocupante panorama, activistas han lanzado una campaña en línea que busca prohibir la venta y el porte de catapultas en el Reino Unido, que ya ha recolectado miles de firmas.
La protección de la vida silvestre y la erradicación de estos ataques es ahora más urgente que nunca, y se necesita una acción inmediata para detener esta ola de violencia antes de que cause más daño irreversible a las especies afectadas.
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