Dos menores de edad fueron declarados culpables del homicidio de Bhim Kohli, un jubilado de 80 años, quien fue brutalmente agredido mientras paseaba a su perro por las calles de Leicester, en septiembre del año pasado.
El ataque fue perpetrado por un joven de 15 años, mientras una adolescente de 13 años lo grababa entre risas.
El pasado martes, tras seis horas de deliberación, el jurado del Tribunal de la Corona de Leicester determinó la culpabilidad de ambos adolescentes. El agresor, que en el momento del crimen tenía 14 años, cubrió su rostro con un pasamontañas antes de propinar una paliza fatal a Kohli, propietario retirado de una fábrica. La menor, por su parte, fue acusada de homicidio involuntario al considerar que alentó el ataque y se burló de la víctima durante la agresión.
Según la Fiscalía, Kohli sufrió heridas devastadoras: el joven le fracturó tres costillas y el cuello, lo que provocó una lesión fatal en la columna vertebral. Durante el juicio, se revelaron grabaciones en las que se escuchaba a la menor riendo mientras filmaba la escena. En uno de los videos, Kohli suplicaba ayuda y gritaba el nombre de su nieto, imágenes que marcaron profundamente a sus familiares.
En el banquillo de los acusados, el adolescente se mostró impasible al escuchar el veredicto, mientras que la joven rompió en llanto. Ambos permanecen sin ser identificados públicamente debido a su edad, aunque el juez podría autorizar la divulgación de sus nombres tras la lectura de la sentencia, programada para el próximo mes.
Las investigaciones revelaron que el atacante había terminado una relación sentimental días antes y, según una nota encontrada tras los hechos, afirmaba que necesitaba “liberar su ira”. Además, en los videos del ataque se escuchan insultos de carácter racista hacia Kohli, lo que sugiere un componente de odio en el crimen.
Tras huir del lugar, el menor intentó justificarse alegando que la víctima lo había amenazado con un cuchillo, pero esa versión fue desmentida por la familia y descartada por los investigadores, quienes no hallaron pruebas que la respaldaran. Posteriormente, se descubrieron mensajes enviados por el adolescente a sus amigos en los que se burlaba de la situación, utilizando emojis de risa y reconociendo que la policía ya tenía su identidad.
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