El gobierno del Reino Unido, liderado por el Partido Laborista, planea implementar restricciones más estrictas en la concesión de visas para ciudadanos de países con altas tasas de solicitudes de asilo tras la expiración de sus permisos de entrada, como Pakistán, Nigeria y Sri Lanka. Estas medidas forman parte del próximo Libro Blanco de Inmigración, cuyo objetivo es reducir la migración neta y prevenir el uso indebido de las rutas legales de entrada como vía para solicitar asilo.
Las nuevas políticas incluirán un escrutinio más riguroso de los documentos financieros presentados por los solicitantes de visas de trabajo y estudio, con el fin de identificar posibles fraudes y rechazar solicitudes que se ajusten a perfiles asociados con reclamaciones de asilo o vínculos con redes de tráfico de personas.
En 2024, el Reino Unido registró 108,138 solicitudes de asilo, la cifra más alta desde que se tienen registros, con un aumento del 18% respecto al año anterior. De estas, aproximadamente el 37% correspondieron a personas que ingresaron legalmente al país y luego solicitaron asilo.
Estas propuestas han generado críticas por parte de expertos legales y defensores de los derechos de los refugiados, quienes argumentan que podrían ser discriminatorias y negar protección a solicitantes de asilo genuinos. Se anticipan desafíos legales a medida que el gobierno avance con estas reformas.
El endurecimiento de las políticas migratorias se produce en un contexto de presión política tras las recientes pérdidas del Partido Laborista frente a Reform UK en elecciones locales, lo que ha llevado al gobierno a adoptar una postura más firme en materia de control migratorio.
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